El término Renacimiento es de difícil definición. Podríamos considerarlo en su significado inmediato como un proceso de renacer, de volver a la vida, ¿pero que es aquello que renace?
Renacimiento fue utilizado para nombrar un periodo en el cual habia un renovado interés por los textos antiguos, por la lengua latina y griega y por la historia del pasado antiguo.
Comencemos con un poco de historia del término. La palabra Renacimiento como un periodo histórico, artístico e intelectual desarrollado a principios de la Edad Moderna, no se usó hasta el año de 1855 cuando el historiador francés Michelet la aplica para designar una época en específico, mas el concepto no poseía todas las características que en la actualidad le atribuimos.
Para 1860, Jacob Burckhardt publica La Civilizacion del Renacimiento en Italia, obra de consulta obligatoria aún hoy, en la cual el autor aborda el tema desde una visión romántica. Para 1899, Heinrich Wölfflin, discípulo de Burckhardt, se ocupa del tema del arte renacentista a través de su obra Arte clásico, en la cual analiza el arte italiano desde un punto de vista formalista.
Hasta este punto, el concepto de Renacimiento se había desarrollado a través del estudio de las obras desde un punto de vista fundamentado únicamente en la voluntad estética (kusntwollen) de sus artífices, pero en la actualidad encontramos incompleto este tipo de análisis que deja de lado el contexto histórico e ideológico que sirvió de base para el surgimiento del estilo artístico.
Constantemente el término humanismo ha ido emparentado con la idea del Renacimiento, pero este mismo término fue por mucho tiempo distorsionado. El humanismo del primer Renacimiento no es, como muchos aún creen, un estado de apostasía en el cual se rechazan las ideas del cristianismo y se sumerge en un neopaganismo en el cual el hombre era el fin en sí mismo. El verdadero humanismo renacentista proviene de la palabra humanitas, la cual fue tomada por Carlo Bruni de Cicerón y de Aulio Gellio para la definición de todas aquellas disciplinas encargadas de los estudios humanos, es decir, todos aquellos estudios válidos para la dignidad humana. Humanitas vendría a ser el equivalente latino de nuestro término humanidades.
Con respecto a esa idea, harto difundida, de que el Renacimiento fue un periodo de irreligión, podemos decir que esto no fue así. Si bien los pensadores del Renacimiento se sentían con derecho a desacreditar a la escolástica, todo esto tenía un trasfondo muy diferente al de un neopaganismo. Durante el primer Renacimiento el hombre deseaba volver a las ideas del cristianismo primitivo, sacadas directamente de la Antigüedad, por lo cual las ideas desarrolladas por la tendencia escolástica distaban en gran medida de ese nuevo deseo. Como dijo P. Kristeller en su libro Pensamiento renacentista: las raices clásicas, escolásticas y humanísticas:
Podemos entender lo que para un humanista del Renacimiento de convicciones religiosas significaba poder atacar la escolástica y abogar por la vuelta a las fuentes bíblicas y patrísticas de cristianismo. Significaba que esas fuentes, después de todo surgidas en la Antigüedad, serían apreciadas como clásicas cristianas, confiriéndoles el prestigio y la autoridad de la Antigüedad clásica y los mismos métodos de conocimiento histórico y filológico
Por otro lado, el clasisismo del arte renacentista no nace de la influencia directa de la Antigüedad clásica griega, nace de la influencia de la antigua Roma y específicamente de los restos que aún podían observar y que eran del Imperio posterior a Constantino, el cual es un estilo que va más acorde con las necesidaes expresivas de la primera etapa del Rencimiento, que el estilo del periodo de Augusto. El verdadero clasicismo no se verá hasta bien avanzado el siglo XVI.